lunes, 21 de abril de 2014

ARTÍCULOS

¿Dantesco?
(Publicado en El Universal el 3/10/2004)
  Aunque los historiadores nos dicen que Dante Alighieri murió el 13 de septiembre, quizá el 14, no se sabe, del año 1321, no hay duda acerca de su maravillosa obra: Divina Comedia. La musicalidad y la plasticidad de los versos elevaron al stil nuovo logrando que para éste haya sido un inmenso quizá el más grande privilegio, el haber servido de vehículo para la composición de las magistrales cantigas.
Los estudiosos insisten en advertir que las traducciones de la Comedia destruyen el valor simbólico y místico que tienen las relaciones numéricas de los versos y los cantos; lo cual es la evidencia de que nada ha sido dejado al azar.

Virgilio, estandarte de la razón y de la poesía latina, sirve de guía al autor durante el descenso al Infierno: cono descrito al revés para que su punta converja con el centro de la Tierra. Luego desembarcan en una playa serena para ascender la montaña del Purgatorio. Sin embargo, es la bella Beatriz quien releva al poeta y acompaña a Dante en el Paraíso, después de escuchar la confesión de sus pecados. Comienzan su travesía surcando esferas cristalinas e incorruptibles de la Luna, Mercurio, Marte, Venus, Júpiter, Saturno y demás astros universales. La obra concluye en el décimo cielo, especie de anfiteatro, que aglutina a las almas bienaventuradas, cuyo nombre es: Cándida Rosa. Intentó Alighieri, de esta manera, enseñar y conducir al lector a través del conocimiento del bien sin ocultar el mal.
La conciencia religiosa con la cual Dante compuso el poema alegórico, tiene suficientes elementos como para abonar el campo desde donde nos lanza a una experiencia espi ritual.
"¿Por qué no llamar dantesco a lo bello?" preguntó Angel Crespo, socio vitalicio de la Societá Dantesca Italiana y acto seguido contesta: "La respuesta parece clara: porque las dos últimas partes de la Comedia son mucho menos leídas que la primera".

Tiempos en los que la vulgaridad, la improvisación y el atropello se convierten en una forma "práctica" y ofensiva de vivir, donde se escuchan discursos atorrantes que disminuyen en lugar de enaltecer la dignidad, podemos recordar a don Mariano Picón Salas en su Alegato de Europa:"...El proselitista y el partidario contra el hombre mismo, era la tragedia de nuestra edad. Que el conocimiento se trocase en arma política, que pusiéramos las grandes obras al servicio de nuestra particular dialéctica; que prolongásemos con los muertos... la misma guerra civil que devoraba a los vivos... Parecía que cada gran personalidad histórica o cada obra señera, Dante y la Divina Comedia, Bach y el Concerto Grosso, Goethe y la Ifi genia, necesitan un rótulo, y el pa pel definidor era esparcir aquellos títulos frecuentemente engañosos "reaccionarios", "jacobino", "complejo de Edipo" con la misma soltura con que el boticario pega sus papeles de diferentes colores según se trate de un veneno o de un suave calmante...".
Quien se empeñe en eliminar, sutil o abruptamente, los destellos del paraíso proclamando la igualdad demuestra su perversión egoísta e ignora que Dante encontró en los cuatro segundos círculos del infierno: ciudad de Dite, a los herejes, violentos, fraudulentos y traidores.
Toda una obra maestra que ayuda a la contemplación y rechaza, en su esencia, viles mutilaciones de quienes se quedan, para siempre jamás, en el primer tercio del camino. En efecto, las estrategias que inducen al terror, engaño y traición, no son más que míseras torpezas del peor oscurantismo.

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