domingo, 27 de abril de 2014

DE LETRAS



MISIÓN MISHIMA

(Publicado en El Universal 5/12/2004)

La obra literaria de Mishima es un legado de cuarenta novelas, veinte libros de cuentos, poesía y teatro. Dirigió una orquesta sinfónica y también fue compositor. Cultivó las Artes Marciales y fundó un ejército privado La Sociedad de los Escudos (Tate No Kai), a quienes "... no se les paga nada. Sólo se les proporciona un uniforme... extraordinariamente vistoso y fue diseñado por Tsukumo Igarashi, el único estilista japonés que creó uniformes para De Gaulle". Representó, como pocos contemporáneos, la vida intelectual nipona. Sin embargo, decía: "... La literatura no me ha ayudado en absoluto a ser más sabio. Y ni siquiera a transformarme en un maravilloso idiota".

Kimitake Hiraoka, verdadero nombre de Yukio Mishima, acaparó la atención de muchos medios informativos durante la mañana del 25 de noviembre de 1970 porque ese día murió de una manera especial, tanto es así, que dicho acontecimiento abonó el terreno hasta para las más disparatadas especulaciones. En el edificio del Ministerio de la Defensa Nacional, la arenga resultaba casi inaudible. Las sirenas de la policía y las ambulancias retumbaban a la vez que los matraqueos aéreos de los helicópteros sobrevolaban la zona. Ochocientos hombres no escondieron su molestia por haber sido interrumpidos en su rutina militar para tener que oír con atención el discurso, con serias cargas de principios morales y fuertes contenidos tradicionalistas, de un civil heroico. Al tanto de la inutilidad de sus peticiones y protestas, el escritor guardó silencio. Regresó al despacho en donde varios miembros de su ejército retenían al general Kanetoshi Masuda, y se dio muerte a través del seppuku.

Siempre se debatió con fervor, valentía, inteligencia y compasión, entre el deseo de escribir y el de convertirse en un magnífico samurái. Como artista, su universalidad es incuestionable. Al respecto Yasunari Kawabata dijo: "No comprendo cómo me han dado el premio Nóbel existiendo Mishima. Un genio literario como el suyo lo produce la humanidad sólo cada dos o tres siglos. Tiene un don casi milagroso para las palabras".

Hay un texto que se convirtió en el manantial de sus ideas, éste es, el que recoge las enseñanzas de un samurái que vivió entre los siglos XVII y XVIII: Josho Yamamoto. "Fue el libro de mi juventud solitaria... es el único que permanece en mí... Siempre al lado de mi escritorio. El Hagakure es la matriz de mi literatura". Algunas lecciones contenidas en él tienden a fundir el amor con la muerte y viceversa para que el egoísmo quede aniquilado y la dialéctica fracase con sus pretensiones divisorias coincidentia oppositorum. Así, intenta alcanzar por medio de una férrea disciplina la unidad, sin obviar que en la vida existe un combate perenne por alcanzar el poder. Isidro Juan Palacios comenta: "... Por eso el testimonio de su muerte necesita de la máxima propaganda, del máximo relieve: que el mundo sepa y no sólo Japón que sobre la vida sigue mandando la muerte".

La famosa tetralogía El Mar de la Fertilidad, compuesta por Nieve de primavera, Caballos desbocados, El templo del alba y La corrupción de un ángel, ha sido entendida como el testamento ideológico del autor. En la segunda novela se lee: "Cuando una sociedad espera amedrentada que ocurra algún hecho, cuando las cosas han madurado del todo y cuando las circunstancias son tales que nada puede evitar que los hechos ocurran, ¿no se refleja tal situación en los rostros de las personas?"

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